El modelo inglés: el género no es el problema

La investigación de la policía inglesa

Según los datos policiales⁴, en el periodo de marzo de 2020 hasta marzo de 2021 hubo 1.459.000 denuncias, de ambos sexos, por violencia doméstica. En primer lugar, la policía pasa a valorar cuáles son simples incidentes, según sus datos son un 42% (613.000 casos), y cuáles evalúa que sí podrían ser constitutivos de delitos, el 58% (845.000 casos). Este primer paso lo evalúa siguiendo el Estándar Nacional de Registro de Delitos³. Los casos que evalúa que puedan ser delitos pasan a ser investigados en profundidad por 43 unidades policiales en todo el territorio de Inglaterra y Gales, para recopilar todas las pruebas relevantes e identificar a un sospechoso. Estas unidades policiales trabajan conjuntamente con la Fiscalía para ser aconsejados por ésta, siempre lo hará en los casos en que exista un homicidio, una violación o un delito sexual grave, o bien cuando el supervisor de policía considere que sería de utilidad contar con dicho asesoramiento⁵. De esta investigación más especializada, la policía toma principalmente 3 tipos de decisiones⁴:

1. Comunicar a la Fiscalía o CPS que considera que se ha cometido un delito por violencia doméstica, o bien transferir el caso al área policial que le corresponda por territorio, para que se continúe con la investigación.
2. Cancelar el informe del delito, tras una mayor investigación no aprecia ningún delito. También puede encontrar que no hay pruebas suficientes para llevar adelante el caso y no se puedan tomar más medidas, o que no se identifique a ningún sospechoso.
3. La policía puede dar una advertencia o amonestación en el caso de tratarse de un delito menor (es una medida extrajudicial)³. La advertencia no es una condena penal pero puede utilizarse en otro proceso judicial como una evidencia previa⁶.

En resumen, “cuando la policía cree que ha completado su investigación, puede pasar la información a la Fiscalía. La Fiscalía tomará la decisión de procesar o no en los casos que involucren delitos más graves, mientras que la policía puede tomar esta decisión en los casos que involucren delitos más leves. Esto se establece en la Guía de la Fiscalía sobre orientaciones para oficiales de policía y fiscales ⁵.”

¿Significa ello que mientras se investiga por la policía cada caso no hay ninguna medida de protección para la víctima? Evidentemente no. Podemos encontrar que el arresto es una de las medidas preventivas utilizadas, si bien “solo el 33%” de los casos necesitaron de dicho arresto⁷, pero desde luego no es el procedimiento habitual y mecánico tras la denuncia, sino que necesita de una valoración e investigación policial previa.

Cuando observamos las estadísticas, encontramos que de los 845.000 casos que fueron considerados por la policía como delitos a investigar, solo fueron trasladados 77.000 casos a la Fiscalía para que continuase su valoración como delito (hay que tener la salvaguarda estadística que delitos investigados en un año natural pueden ser comunicados al siguiente año y no corresponder a los mismos casos de origen). Veamos qué ocurre con esos 77.000 casos más graves que se trasladan a la Fiscalía.

La Fiscalía (o CPS en inglés)⁵

La Fiscalía es el segundo filtro que procesa los casos penales que han sido investigados previamente por la policía. Está constituido por un cuerpo de profesionales con formación jurídica que se encarga de asesorar a la policía y decidir qué casos deben ser procesados y presentados ante los tribunales. “Para acusar a alguien de un delito penal, los fiscales deben estar convencidos de que existen pruebas suficientes para proporcionar una perspectiva realista de condena y de que el enjuiciamiento es de interés público”, se indica entre sus principios de actuación. De manera que no se podrá continuar si no existen esas pruebas. Volviendo a las estadísticas, tras la investigación de las pruebas por la Fiscalía concluye que el 70% (54.515 casos) pasaron la etapa probatoria y fueron remitidos a los juzgados, y el 30% fueron archivados sin que el presunto culpable tuviera que pisar los juzgados⁸. Si continuamos viendo datos, el 82% fue considerado culpable (el 78% lo reconoce el propio acusado) y el 18% son declarados inocentes o archivada la causa.  Por otro lado, al contemplar tanto a hombres como a mujeres, encontramos que las mujeres acusadas de violencia doméstica fueron el 8% (4.354 casos de 54.515), sin embargo, los hombres víctimas fueron el 18% (9.724 de 54.515)⁹, lo que muestra que además de la violencia entre hombre-mujer y mujer-hombre, también se recogen otras violencias entre hombres y mujeres del mismo sexo que son pareja. Eso sí, las estadísticas no muestran la culpabilidad por cada sexo.

Puede ser interesante para comprender la filosofía del modelo inglés basado en pruebas situarse por un momento en las series de TV como CSI Miami o cualquier otra, donde el esfuerzo se realiza por la policía científica para investigar a fondo el caso en busca de pruebas, sean hombres o mujeres, y no actuar con sesgos y prejuicios ideológicos, de manera que los jueces tengan información fiable para tomar una decisión más objetiva. Salvaguardando la distancia en los medios disponibles idealizados en la TV, la filosofía de investigar a fondo para la búsqueda empírica de las pruebas objetivas, sea hombre o mujer, es lo que debería guiar la investigación y culpabilidad de la violencia en la pareja.

El modelo sin filtro a la española

Sin embargo, en el modelo español tras la denuncia como norma general, salvo que sea un delito leve por un insulto leve del artículo 173.4CP¹⁰, el hombre es llevado al calabozo de 24h a 72h, se redacta un protocolo de Valoración Policial del Riesgo según el sistema VioGen con una serie de indicadores, y puesto a disposición judicial, con la única posibilidad de una llamada telefónica, y si no dispone de abogado se le asigna uno de oficio el cual desconoce su caso e historia concreta. 

Ya dentro de los juzgados españoles, podemos observar que de las 162.000 denuncias en 2021, solo fueron “juzgadas” 54.318 ¹¹ (mismas 54.000 que en Inglaterra), pero no significa que el resto no hayan pasado los hombres por los juzgados ni por el calabozo, sino que la Fiscalía “en el momento del juicio” no encontró motivos o pruebas suficientes para acusar al supuesto culpable por lo que se declaró ser sobreseída la causa y cada uno para su casa, siendo estos casos el resto 108.000 (o sea el 66%) de lo que comúnmente llamamos “denuncias falsas”, pues ni la Fiscalía encontró suficientes pruebas ni motivos para comenzar el juicio. En cuanto al resultado de las sentencias, encontramos que es similar al de Inglaterra, el 75% condenatorio (41.000 casos) y 25% absolutorio (13.000 casos)¹¹. En definitiva, de las 162.000 denuncias han sido condenatorias el 25% (41.000 casos), pero el procedimiento en el sistema sin filtro a la española para llegar hasta ahí ha sido bien distinto.

La diferencia está bien clara, mientras que en España no hay ningún filtro de presunción de inocencia por el cual se investigue con objetividad su caso para que se valore la posibilidad de que se haya cometido o no un delito, y prácticamente todos pasan por el calabozo y a disposición judicial inmediata, en Inglaterra nos encontramos con dos filtros que investigan su caso a fondo antes de poner a alguien ante el juez, de manera que se ofrecen pruebas y evidencias que son las que marcan la verdadera culpabilidad de una persona, y no el prejuicio de su género de nacimiento como hombre o como mujer, cuestión ésta que tiene que ver más con la ideología que con la veracidad de las pruebas. 

Medidas para hombres maltratados en el modelo inglés

Este enfoque orientado hacia las pruebas sin sesgo de ningún género, conlleva que la política y la propia legislación de violencia doméstica inglesa prevea y permita: 

1 – Un presupuesto también para la lucha contra la violencia doméstica ejercida sobre los hombres. Según fuentes del Gobierno inglés¹², desde 2019 a 2022 se han asignado 168.000 libras al año para financiar la línea de ayuda a hombres víctimas de abuso doméstico, Men’s Advice Line, aumentando con 174.000 libras adicionales durante la pandemia para garantizar la continuidad del servicio.

2 – La Men’s Advice Line¹³ supone una línea de atención telefónica gratuita, tal como la conocemos nosotros para mujeres maltratadas con el 016, con una web donde se ofrece información de cuándo se sufre un abuso doméstico y mensajes de apoyo de “No es tu culpa, hay ayuda, hay esperanza”. Lo curioso de este programa gestionado por una asociación, Respect, es que está financiado tanto por los Gobiernos inglés como escocés, pero además participa una asociación de mujeres maltratadas escocesa, la Scottish Women’s Aid¹⁴. Resultaría bastante extraño en España que una asociación de mujeres llegara a financiar una línea de atención telefónica para hombres maltratados, pero en otros lugares entienden que en la violencia doméstica el género no es el problema sino que estamos todos en el mismo barco contra la violencia. Mucho deberían aprender las feministas radicales marxistas, pero entonces ya no lo serían.

3- Existen múltiples asociaciones de defensa de hombres víctimas de violencia doméstica desde hace varios años. Por ejemplo, la asociación ManKind Iniatiative que ha experimentado un aumento del 23% de llamadas telefónicas y un incremento del 61% de visitas a su web en 2021¹².

4- Existen casas de acogida para hombres víctimas de violencia doméstica, al igual que para mujeres. Las autoridades locales están obligadas a ofrecer estas casas de emergencia y el no realizarlo es un incumplimiento legal¹⁵. Sin embargo, asociaciones como Reducing the Risk critican el hecho de que son insuficientes y la falta de colaboración de los ayuntamientos¹⁶. 

5- Por último, los medios de comunicación visibilizan el problema de los hombres maltratados y es habitual en programas de Prime Time que sean entrevistados hombres maltratados. Valga como ejemplo el siguiente vídeo donde el presentador increpa al público que se rían de las atrocidades por las que tuvo que pasar el joven y de si se estuviesen riendo si la víctima hubiese sido una mujer ¹⁷.

Hemos querido demostrar que otro modelo frente a la violencia en la pareja es posible más orientado hacia las pruebas y no a los prejuicios sexistas. Tan solo hay que mirar hacia Europa y ver que nuestra opción obedece a condicionantes ideológicos discriminatorios y no a la búsqueda de la verdad. El problema no es el género sino la violencia.